Ignota razón, altares de cristal, ritual y grito,
ofrenda oscura sobre el cadalso de los antiguos.
Allí murió la aurora,
rendida a su soledad,
en el portal del abismo.
Río eterno, océano infinito, distancias sin nombre,
llaga solar, estigma de mis soles moribundos,
allí también, inútil,
murió mi esperanza.
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De Aldebarán. El vértigo de la eternidad. UDELAS, Panamá, 2018.
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