
Carta a Cleopatra
Mi querida reina:
decir que te idolatro
es disminuir tu memoria
repetida en el universo
de todos los dramas.
Nada dejaste escrito.
Astucia feliz o lamentable
para una relación duradera y fabulosa.
Las fantasías siempre satisfacen.
En verdad, mi reina, las tienes todas.
En tu tiempo eras la reencarnación de Isis, una diosa.
El emperador Octavio, de puros celos,
como falo triunfador, te trató de prostituta.
El sabio Cicerón destacó tu inteligencia,
aunque no le cayeras del todo bien por tu arrogancia.
Olvídate de Plutarco y de los Papas
con sus interesadas historietas
de inmoralidad que te achacan.
Monstruo fatal según Horacio
mas para Shakespeare, una heroina romántica.
Mítica Evita de Alejandría. íQué poderosa!
¡En cuántas películas has actuado!
Perfeccionaste la política del sexo.
Ministra del exterior y de las alianzas,
¿será posible engendrar en tu región aún sangrante
una paz con los orgasmos?
¿Cómo hechizaste a los guerreros, el inocente Julio César,
en las aguas del Nilo y el invencible Marco Antonio,
en las celebraciones de Tarso, como amantes?
¿Valió la pena la estrategia,
si al fin Egipto cayó ante Roma y tú, digna, te suicidaste,
para inmortalizarte con la complicidad del áspid
oculto en la canasta de higos?
A veces, pienso en los suicidios y homicidios
que te rodearon y en tu propia muerte
y la contrasto al caso que ya conocerías
de Judit cargando en sus manos ensangrentadas
la cabeza borracha de Holofernes
luego de sucumbir en su lujuria a sus halagos de mujer
y pagase caro esa conquista, con la muerte y la derrota.
(Sabes que de manera semejante, no hace mucho
en la tierra de Darío, otra heroina, Nora Astorga,
mató a sangre fría a un arrecho general somocista
exhausto en su sexo ardiente de muchacha
porque ella, como tú, celaba la vida amenazada de su pueblo).
Te habrás enterado, como precursora de los siglos,
que hubo aquí elecciones no hace tanto tiempo
y de las mujeres que en el mundo te copian,
fémina de los siglos, hábil regente macedona.
Querida Cleopatra, te amo, como eres,
diosa, coqueta, mujer fuerte,
amante, asesina, fogosa faraona,
virtuosa de Chausser,
exótica, bella, sexy, seductora,
rubia o negra
(qué importa),
muerta, caída…
leyenda.
Desde Washington,
tu admirador impotente.
::::::
(c) LUIS ALBERTO AMBROGGIO
No hay comentarios:
Publicar un comentario