domingo, julio 18, 2010

2 relatos de Lili Mendoza (Panamá, 1974)



Tomados de su libro Corazón de Charol A-go-gó (Panamá, 2009)

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SAUT DE CHAT, EN AVANT

Bertilda, mi secretaria, corre a la cafetería y mete cincuenta centavos en la máquina de café. Los cincuenta centavos son de ella, el café es para mí. Bertila, la llamo y viene. Bertilda, le digo, y ella hace; igual que el centurión del Evangelio de Jesús, con una palabra basta. Bertilda corre café en mano y lo coloca sobre mi escritorio. Vete temprano Bertilda, pero siempre te quedas. Bertilda ¿cuántos cafés me has pagado? Ninguno señor y tecleas como pianista de concierto. Confirma si el estilista puede atenderme. Manda a buscar las calificaciones de Matías. Lo apuntas. Me voy por las noches - hasta mañana - pensando que sigues allí, con los mismos zapatos que hace tres años calzaste para tu entrevista y tu odio me llega a marejadas, espumoso y altivo y sé que un día saltarás de tu jaula para comerme vivo, en pedazos.

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MERCURIO RETRÓGRADO

Todas las mañanas esperas pacientemente que la gente de ventas termine con el periódico y lo heredas manoseado, las partes blancas ya grises, la tinta negra ya gris también. Entonces es tuyo porque los periódicos son de todos y no son de nadie hasta que es tuyo. Tomas tu periódico y lo extiendes sobre la mesa de la cafetería.

Te concentras en la primera plana, pero no la lees. Las noticias de primera plana ya te las contaron los de contabilidad, que llegan antes que los de ventas. Despliegas las primeras tres páginas - nacionales - las dos que siguen - internacionales. Extraes la sección de negocios y las sociales te las saltas porque esas te las contarán los gerentes, que casi siempre llegan los últimos. Sólo una sección te atañe y con dificultad vas pasando las páginas con la mano derecha mientras la izquierda plancha las arrugas de los primeros lectores. Dedos índice y pulgar izquierdos más negros que los otros porque te gusta frotar el papel cuando lees y es casi tan placentero como sacarse los mocos. Paras al llegar a las cómicas. Olafo, el Cuarto Reich. Antes las leías, ahora no, desde que quitaron a Mafalda.

Tu mirada desciende, los párpados maquillados se van cerrando y sólo queda la apertura justa que posas sobre la palabra horóscopo.

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Todas las mañanas esperas pacientemente que la gente de ventas termine con el periódico y lo heredas manoseado, las partes blancas ya grises, la tinta negra ya gris también. Entonces es tuyo porque los periódicos son de todos y no son de nadie hasta que es tuyo. Tomas tu periódico y lo extiendes sobre la mesa de la cafetería.

Te concentras en la primera plana, pero no la lees. Las noticias de primera plana ya te las contaron los de redacción, que llegan antes que los de ventas. Despliegas las primeras tres páginas - nacionales - las dos que siguen - internacionales. Extraes la sección de negocios y las sociales te las saltas porque esas te las contarán los gerentes, que casi siempre son los últimos en llegar. Sólo una sección te atañe y con dificultad vas pasando las páginas con la mano derecha mientras la izquierda plancha las arrugas de los primeros lectores. Dedos índice y pulgar izquierdos más negros que los otros porque te gusta humedecerlos con saliva antes de pasar cada página y es casi tan placentero como sacarse los mocos. Paras al llegar a las cómicas. Beto el Raso, Marmaduke. Antes las leías, ya no, desde que quitaron a Mafalda.

Tu mirada desciende, los párpados se van cerrando y sólo queda la apertura justa que posas sobre la palabra horóscopo.

Como el periódico es de ayer, muchos ya han metido mano en el crucigrama, el de la tinta azul con más éxito que el de la tinta negra. Te preguntas si ambos leyeron sus horóscopos, si las predicciones que fraguaste a último minuto tendrán algo de ciertas, si sabrán que te ganas la vida así, no crees en estas cosas, tú; y tienes que sonreír un poco ante la ironía.

Piensas entonces en los cerros de billetes de lotería que no ganaron un céntimo, los desamores, los amores iniciados, las discusiones y pleitos legales, amistades perdidas, las decisiones tomadas contra todo buen consejo, las consecuencias aceptadas. Oportunidades desperdiciadas, uno que otro enredo. Algo así como creer en un poder superior, un orden de las cosas, la divina casualidad. La ironía, piensas nuevamente, la posibilidad que Dios seas tú, millones de vidas trastocadas, salidas de su curso - piensas quizás irreparablemente- ; lanzadas a la incertidumbre por un acto de fe.

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Es importante señalar que las versiones de estos relatos en el idioma inglés, fueron publicadas en el libro IN OUR OWN WORDS A Generation Defining Itself, Volume 8 (MWE Enterprises, 2010) y están disponibles en mi blog en lengua inglesa THE MELTING POT.

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Fotografía de LILI MENDOZA, (c) ESDRAS JAIMES - Fotógrafo

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