domingo, noviembre 07, 2010

El mal de los azares - Karen Sevilla


A finales del mes de junio de 2005 recibí un regalo desde El Salvador, a saber una colección de joven poesía salvadoreña y una muestra de su narrativa actual, a propósito de la FILPAN 2005. No obstante, empecé a compartirla e este blog en el mes de septiembre del año 2007, más de 2 años después. Y así esperaron Susana Reyes, Krisma Mancía, Nora Méndez, Natalia Hernández, y demás poetas, o lo que es peor, nosotros los lectores, nos privamos de leerlos todos esos meses y años.

Este año he recibido otro regalo a propósito de la FILPAN 2010, y de una linda amistad. He recibido una muestra comprehensiva del momento actual de las letras de Puerto Rico. No quiero esperar hasta marzo del 2013 para compartirla, y es así como empiezo hoy con la poesía de Karen Sevilla (Bayamón, 1983) y su obra El mal de los azares, ganadora del Laudo del Certamen Interuniversitario de la Universidad de Puerto Rico, 2009, bellamente editado y publicado por SÓTANO EDITORES en su Colección Las Zapatillas de Dorothy.

En esa ocasión, el Jurado, conformado por Ana Istarú, Guillermo Rebollo-Gil y Samuel Medina dijeron del libro:

"El mal de los azares" es un libro estructuralmente sólido, de una calidad sostenida. Demuestra un amplio manejo del lenguaje poético, al tratar temas de difícil abordaje sin caer nunca en la estridencia. Son poemas de imágenes bruscas, cortantes escritos con evidente gracia.


Sin más rodeos, comparto una muestra de este poemario

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I.

LOS LUGARES

Ave. Nazca


El sur del continente es una avenida
de plumas calvas y de ojos verdes
que nos desgasta las millas.
Si el tiempo se teje con distancias
es porque el evocar es una ruta
de regreso a su pasado,
un instante en que esos ojos verde llano
no reconocen
longitudes ni fronteras.
El decidirse a transitar es buscarlo,
como el imposible de correr
en círculo de millas.
Quisiera alcanzar ese polo
que devuelva sus brazos
pues me sigue un recuerdo
sin su voz distante
delineando un silencio gris
a ras del tiempo.
Todo lo nuestro reclama regreso
y permanencia de nortes
con el deceso de las rutas azules
que engañan a los suelos.
Al fin llega su verano como latido distante
trazando las líneas que lo unen
a lo bajo de estas palabras.
Sigo con la lejanía,
no hay versos ni punto marginal
cuando la geografía es muda.
Quizás en otra estación,
cuando en mi país sea verano
caigan las distancias,
me una a su voz
y no duelan los mapas
tanto como la piel.

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Biografía entre sábana

Se desdibuja la espera entre las formas de la ausencia
cuando se concreta en calendarios deshojados
resbalados por la pared
y personifica mi biografía entre las sábanas de mi cama
al caer pesada sobre los párpados
-una y mil maneras de olvidarte-
o volver

a tus muslos y melena, a tus pestañas y espalda
cuando resbalábamos en nuestra piel
y mañana era excusa para trenzarnos las piernas,
era abrir las ventanas para amarnos y seguir
imaginándote senil, recostada
mientras sobraba tiempo para dos
el que nunca caía sobre la cama vacía
o tu nombre en la almohada.
Quizás ayer era una excusa para despoblarnos
y desdecir cercanías
cuando el tiempo sólo me recuerda que perdí
amiga, que te amé como a ninguno antes,
como a ninguna después.
Envejecen los anuarios con tu nombre en cada hoja
y sólo me prometo contar estaciones regresivas
-una y mil maneras de evocarte-
o renegar

de tus pechos y tus dedos y tu boca y tus caderas
sabiendo que el pecado de dejarte fue excusa para ignorarnos.
Quizás hoy sea una razón para esperar
sin el olor de tu pelo o tu sal en las sábanas.
Más allá del atreverse a un beso sin vuelta atrás, amiga
con todas las formas de tu ausencia y los relojes
que no saben contar.

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II.

LOS HECHOS

Signos


Tejí las noches en vela
un manto de pasatiempos y vicios.
Me corrompí sola
inventando el ocio
que no tenía.
Pasaron los años de malas costumbres
entre mente y cuerpo
para ser ente de mundo imaginario
hasta que me aburrí
y salí
cuando noté
que pude soportarme.

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Para caídas

Como aquella noche en que rompí a correr;
a dos años pregunto qué esquivaba.

Sólo sé que desde entonces he querido aprender a volar.
Para que nadie me toque.

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III.

LOS FINES

Transcripciones del vapor durante una fuga


hierve en el vaso olvidado
sobre la mesa, espuma es la nube
que ahora nos circunda. nos
es palabra vasta,
no conclusa, estricta, menos.
hierve en la orilla
con lámpara, mano a mano, tarde
hierve en la celda pequeña
vil aquí. hierve a más de la mitad
desde los mil que nos trajeron.
aquí a mi morada nadie gime,
nadie llama. muertos de ansiedad
son los menos. hierve en mi alcoba, recuerdo.
no sé cuántos abriles pueda esperar
un día abierto hacia el este.

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